Morfema
Lo primero que tenemos que establecer acerca del término
morfema es que tiene su origen etimológico en el griego. Así podemos
comprobar claramente que emana del griego morfema que a su vez está compuesto de dos partes perfectamente establecidas. De esta manera, por un lado está el vocablo morfe, que puede traducirse como “forma”, y por otro lado nos encontramos con el sufijo –ma, que es equivalente a “resultado de la acción”.
Morfema es, en el campo de la lingüística, la unidad mínima analizable que posee significado gramatical. Por ejemplo: yo, no, le.
El morfema, por lo tanto, es un monema dependiente capaz de expresar significado. Cuando se encuentra unido a un lexema (monema no-dependiente), el morfema es la referencia.
Podría decirse que el morfema es la parte variable de una palabra,
que está compuesta, desde el punto de vista gramatical, por morfemas y
lexemas. El morfema aporta el valor gramatical y está siempre asociado
al lexema, que tiene valor semántico. Tanto el morfema como el lexema
pueden descomponerse en fonemas, las unidades mínimas de la fonología
que no tienen significado (ya sea gramatical o semántico).
Es habitual que se hable de lo que son morfemas gramaticales. Estos podemos establecer que se pueden dividir en tres grandes grupos. Así, en concreto, nos topamos con los siguientes:
Morfemas de género. Son aquellos que, como su propio nombre indica, nos sirven para saber si la palabra en cuestión que tenemos ante nosotros está en masculino o en femenino.
Morfemas de número. En su caso, lo que hacen es servirnos para saber si un vocablo se encuentra en singular o bien en plural.
Desinencias. Bajo dicho nombre se encuentran los morfemas que se añaden al lexema de los verbos y que nos sirven para indicarnos tanto la persona como el tiempo, el modo o el número.
Entre los morfemas, pueden distinguirse varios tipos de acuerdo a la forma en que se unen a la palabra. Los morfemas independientes o morfemas clíticos son aquellos que admiten una cierta independencia fonológica respecto al lexema (como las preposiciones, las conjunciones y los determinantes).
Los morfemas dependientes o morfemas ligados, en cambio, siempre están unidos a otro monema para completar su significado. Existen dos subtipos de morfemas dependientes: los derivativos (que añaden matices al significado y actúan en diferentes campos semánticos) y los flexivos (señalan los accidentes y las relaciones gramaticales).
Los morfemas dependientes derivativos, por otra parte, pueden ser clasificados en prefijos (se anteponen al lexema), infijos (no tienen contenido semántico) o sufijos (se posponen al lexema).
Los morfemas libres, por último, son aquellos que pueden aparecer como palabras independientes. Por ejemplo: luz, mar, paz, flor, sol.
Además de todo ello tenemos que exponer que existe un colectivo que se llama Morfema. Concretamente se trata de un grupo de teatro, procedente de las Islas Canarias, que lleva a cabo la puesta en escena tanto de obras dirigidas a un público más infantil como de otras para los adultos. Más exactamente representan los siguientes espectáculos: “Lazarillo de Tormes”, “Patito Feo”, “Cantos Canarios”…
El morfema, por lo tanto, es un monema dependiente capaz de expresar significado. Cuando se encuentra unido a un lexema (monema no-dependiente), el morfema es la referencia.
Es habitual que se hable de lo que son morfemas gramaticales. Estos podemos establecer que se pueden dividir en tres grandes grupos. Así, en concreto, nos topamos con los siguientes:
Morfemas de género. Son aquellos que, como su propio nombre indica, nos sirven para saber si la palabra en cuestión que tenemos ante nosotros está en masculino o en femenino.
Morfemas de número. En su caso, lo que hacen es servirnos para saber si un vocablo se encuentra en singular o bien en plural.
Desinencias. Bajo dicho nombre se encuentran los morfemas que se añaden al lexema de los verbos y que nos sirven para indicarnos tanto la persona como el tiempo, el modo o el número.
Entre los morfemas, pueden distinguirse varios tipos de acuerdo a la forma en que se unen a la palabra. Los morfemas independientes o morfemas clíticos son aquellos que admiten una cierta independencia fonológica respecto al lexema (como las preposiciones, las conjunciones y los determinantes).
Los morfemas dependientes o morfemas ligados, en cambio, siempre están unidos a otro monema para completar su significado. Existen dos subtipos de morfemas dependientes: los derivativos (que añaden matices al significado y actúan en diferentes campos semánticos) y los flexivos (señalan los accidentes y las relaciones gramaticales).
Los morfemas dependientes derivativos, por otra parte, pueden ser clasificados en prefijos (se anteponen al lexema), infijos (no tienen contenido semántico) o sufijos (se posponen al lexema).
Los morfemas libres, por último, son aquellos que pueden aparecer como palabras independientes. Por ejemplo: luz, mar, paz, flor, sol.
Además de todo ello tenemos que exponer que existe un colectivo que se llama Morfema. Concretamente se trata de un grupo de teatro, procedente de las Islas Canarias, que lleva a cabo la puesta en escena tanto de obras dirigidas a un público más infantil como de otras para los adultos. Más exactamente representan los siguientes espectáculos: “Lazarillo de Tormes”, “Patito Feo”, “Cantos Canarios”…